viernes, 30 de agosto de 2013

Anime:

Singeki No Kiojyn

La historia se desarrolla en un pasado ficticio ligeramente basado en la Edad Media, en el que la humanidad fue casi exterminada con la repentina aparición de seres humanoides, conocidos como Titanes. Criaturas de enorme tamaño, con forma humana y aparentemente poca inteligencia, que comen humanos. Debido al tamaño de los Titanes, que van de 3 a 15 metros de altura, la humanidad fue devorada sin contemplación hasta que casi a la mitad de toda la raza humana fuera aniquilada, sin embargo, un grupo reducido de humanos pudo sobrevivir dentro de una enorme área de terreno amurallada, protegida por muros de 50 metros de altura, el triple de la altura de los gigantes más altos registrados hasta la fecha de su construcción. Se construyeron tres muros María, Rose y Sina
107 años después, la humanidad vive pacíficamente dentro de las murallas y no ha sido testigo de ataques por parte de los Titanes durante todo ese tiempo, hasta que un día el joven Eren Jaeger y su hermana adoptiva Mikasa Ackerman, presencian cómo un Titán tan alto como la propia muralla, al que se le conoce posteriormente como Titán Colosal, hace repentinamente su aparición, haciendo una abertura en una de las murallas exteriores de la ciudad, lo que permite la entrada de un gran grupo de Titanes de menor tamaño. Ambos jóvenes ven con horror cómo su madre es devorada viva por uno de ellos. Tras haber sobrevivido al ataque, Eren jura eliminar a todos los Titanes, en venganza por la muerte de su madre.

Personajes principales

Eren Jeager:
Eren es el protagonista masculino de la serie. Idealista, violento, impulsivo, busca aniquilar a los Titanes y explorar el mundo exterior. Cuando era niño, a la edad de 9 años, mató a los de los tres bandidos que asesinaron a la familia de Mikasa, logrando también que Mikasa matara al tercer bandido quien lo estaba ahorcando a él en ese momento. Después de la pérdida de su madre en el último ataque donde apareció por primera vez el Titán colosal, decide definitivamente integrar la unidad de reconocimiento y exploración, por lo cual entra en la academia para su entrenamiento y su posterior postulación a dicha división del ejército. Durante su entrenamiento Eren logra ocupar el 5º puesto entre los diez mejores de toda su tropa, a pesar de no demostrar tener ningún talento en especial, aparte de sus excelentes habilidades de combate cuerpo a cuerpo, junto con su increíble constancia, lo que hace que mejore sus calificaciones a través del esfuerzo rápidamente.
Justo antes de que él y los demás cadetes novatos tuvieran la oportunidad de enviar las solicitudes para las diferentes divisiones, surge un ataque masivo de los Titanes en el que Eren y su escuadrón se ven obligados a combatir. Durante el enfrentamiento debido a la inexperiencia y su inferioridad numérica muchos de sus compañeros son heridos, asesinados o comidos ante sus propios ojos, y el también fue atacado por un titán quien le arranco su brazo, lo que lo deja postrado en uno de los tejados durante el ataque mientras agoniza. Justo antes de morir, Eren ve que su mejor amigo Armin va a ser comido por un Titán, lo que despierta en él un fuerte sentimiento de lucha, logrando a pesar de sus heridas mortales salvarle la vida pero siendo comido en su lugar. Este incidente hace que se descubra que Eren tiene una extraña habilidad que le permite a partir de su sangre convocar y controlar el cuerpo de una clase de Titán de quince metros de altura. En un principio Eren cree que esta capacidad es el resultado de unas extrañas inyecciones que le fueron suministradas por su padre después de la muerte de su madre. Al principio Eren tenía poco control de su forma de Titán, lo que le hacía atacar a todos a su alrededor, pero con el tiempo mejora considerablemente, adquiriendo un control total.

Mikasa Ackerman: 
Mikasa es la hermana adoptiva de Eren Jaeger. Cuando era niña, ella fue salvada por Eren de un grupo de bandidos que asesinaron a su familia, y que pretendían venderla como esclava en el mercado negro de la ciudad central debido a que es una de las últimas de raza oriental que quedan en el planeta. Debido a este incidente Mikasa adquirió una personalidad algo fría y fuerte, jurando así proteger siempre a Eren, siguiéndolo a donde este decida ir sin importar las circunstancias o consecuencias, razón por la cual ella también entra en la academia para su entrenamiento y posteriormente optar por la división que Eren escoja, logrando ocupar casi sin ningún esfuerzo el 1º lugar entre los diez mejores de toda su tropa. Se la considera un genio sin precedentes, un prodigio que se destaca en los campos más difíciles. Ella siempre mantiene la compostura sin importar la situación. Durante el trascurso de la historia se descubre que Mikasa tiene fuertes sentimientos románticos por Eren, aunque suele negarlo diciendo que únicamente está a su lado porque es su única familia en el mundo.



sábado, 10 de agosto de 2013

La casa de los espejos




La casa de los espejos es una edificación ubicada en la parte antigua de la ciudad de Cádiz (España. Allí vivió hace mucho tiempo una familia integrada por los padres y su hija pequeña, a quien su padre, un capitán de barco, le traía un espejo cada vez que regresaba de un largo viaje.
El padre sólo tenía ojos para su hija y la casa fue llenándose de espejos hasta que la niña cumplió la mayoría de edad cuando su madre un poco cansándose de tanto caprichos y otro poco por los celos que le provocaba la atención que su marido le dispensaba a su hija, decidió tomar una trágica medida: envenenarla.
En cuanto regresó su esposo le mintió al decirle que la joven había fallecido producto de una grave enfermedad. El hombre comenzó a llorar desconsoladamente hasta que vio reflejado en uno de los espejos el preciso instante en que su mujer asesinaba a su hija con un potente veneno…
La mujer fue encarcelada y el hombre desapareció por lo que la casa quedó deshabitada aunque los vecinos afirman escuchar por las noches el llanto de una niña que reclama la presencia de su padre, justamente desde la habitación donde su progenitora le dio muerte
.

jueves, 1 de agosto de 2013

El cuento del dia es:


Sueños cumplidos

En un mundo, más allá de nuestra imaginación existe un enorme castillo. En el castillo vive un anciano rey con su única hija. Su hija se llamaba Roxan, y se dice que es la joven más hermosa del reino. Aunque no muchas personas la han visto, pues ella nunca ha salido del castillo. Algunas veces se ve su sombra en las ventanas, en la ciudad las personas dicen que la vieron en un balcón, pero no muchos lo creen. La joven Roxan no soñaba en nada más que en algún día poder salir del castillo, conocer el mundo más allá de lo que podía ver por su ventana, a veces soñaba que un valiente príncipe iría por ella y se la llevaría lejos de ese lugar y que jamás volvería, pero ella savia que él nunca llegaría. Mientras tanto en un lugar apartado del resto hay un pequeño pueblo llamado Nimbus allí viven dos hermanos llamados Dilan y Aron. Aron es el mayor de los hermanos y Dilan es el menor con nueve años. Aron se encargo de su hermano desde de el abandono de su padre y la muerte de su madre, después de eso ellos quedaron en la calle, soñando que algún día se irían, tendrían mucho dinero y vivirían en un enorme castillo y tendrían cientos de personas a su servicio. Un día normal como todos los días en el pueblo de nimbus, Aron estaba trabajando para conseguir algo de dinero, y vio llegar al pueblo a un hombre extraño vestido con ropas elegantes en un elegante carruaje, ese hombre extraño se le acerco y le dijo:
                    tienes cara de ser un buen chico... quiero que vengas conmigo, tengo un trabajo para ti- Aron accedió y subió al carruaje. Aron volvió muy alegre con su hermano le dijo:
                     Dilan empaca tus cosas nos iremos del pueblo – Dilan sorprendido dijo -
                     A donde vamos... y con qué dinero –
                    lejos- dijo Aron y le enseño el dinero.
                    Nuestros sueños se están cumpliendo.
                    Ya lo creo, pero... ¿de dónde sacaste el dinero?
                    Yo estaba en el pueblo trabajando y un hombre se me acerco y me dijo que tenía un trabajo para mí.
                    ¿Qué trabajo?
                    Me dijo que limpiara su carruaje.
                    Pero a dónde iremos...
                    En el pueblo hablan de una ciudad, donde hay grandes oportunidades.

Mientras los chicos se preparaban para irse del pueblo, la princesa Roxan hacia lo mismo, preparaba sus cosas para escaparse del castillo. Para escaparse Roxan espero a que cayera la noche y todos se fueran a dormir para que nadie la viera, se puso una caperuza de color oscuro, abrió la ventana de su habitación y salto, cayó sobre las flores del jardín, atravesó el jardín   rápidamente y brinco sobre el muro. Ya fuera del castillo Roxan se sintió libre pero algo extraña por escaparse de su padre.
Los hermanos ya fuera del pequeño pueblo de Nimbus se dirigieron a la ciudad. Después de un largo viaje, a la mañana siguiente llegaron. Y en el castillo las empleadas del rey fueron a ayudar a la princesa y se sorprendieron al no encontrarla en la habitación. Todos los sirvientes comenzaron a buscarla por todas partes y no la encontraron, le dieron aviso al Rey y envió a todos los guardias por ella al pueblo.
Ya en la ciudad lo primero que los hermanos hicieron fue encontrar un lugar en donde quedarse a descansar. Después de unos días Aron consiguió trabajo en el puerto. Una mañana los hermanos fueron al mercado por algo de comida, llegaron a un puesto de frutas, y allí Aron vio a una joven muy hermosa caminando sola por las calles, Aron se enamoro completamente de ella.
La princesa Roxan seguía sin aparecer en el castillo, y su padre estaba preocupado por ella ya que jamás había salido del castillo. Roxan iba caminando por las calles del pueblo escondiéndose de los guardias de su padre y vio a un joven en un puesto y durante los últimos dos días estuvo pensando en el. Una tarde los hermanos fueron al mercado y Aron volvió a ver a la joven, pero esta vez estaba corriendo de los guardias del Rey, y quiso ayudarla a esconderse de ellos, la escondió debajo de la mesa donde el vendedor tenía su mercancía. Cuando los guardias se fueron la joven salió de abajo de la mesa y le agradeció a Aron por su ayuda:
                    Muchas gracias. Dijo la joven.
                    No hay de qué. Dijo Aron – ¿cuál es tu nombre? . Le pregunto muy tímido.
                    Me llamo Roxan.
                    Yo soy Aron.
                    Y a mí nadie me presenta. Dijo Dilan.
                    Si, perdón, este es mi hermano menor Dilan.
                    Es un placer. Dijo Roxan sonriendo.
                    ¿porque te perseguían esos tipos?.
                    Porque hice algo malo. Dijo Roxan con un tono misterioso.
                    ¿ qué cosa mala hiciste?.
                    No lo sé pero cuando sepa te lo diré, lo prometo.
Aron insistió en acompañar a Roxan a su casa, pero ella no tenia donde quedarse y Aron insistió en que se quedara con ellos hasta que consiguiera donde vivir.
Mientras tanto el rey seguía buscando a su hija, pensando en que le podría haber pasado, o a donde se fue y porque lo hizo, mientras que recibía mensajes de que su hija no aparecía por ninguna parte.
Con la esperanza de encontrar a su hija, el rey preparo una audiencia en el pueblo. al que encontrara a su hija le daría una recompensa. Pero el rey no pensó en que nadie en el pueblo había visto a su hija jamás, ¿como la encontraría?, entonces el rey le dijo a uno de sus guardias que le dijera al pueblo que si alguien veía a una desconocida se lo dijera al guardia más cercano inmediatamente.
Hasta el momento nadie se había dado cuenta de que ya habían visto a una desconocida. Al día siguiente Roxan y los hermanos fueron al mercado, y fueron al mismo puesto de siempre. Una mujer que estaba comprando en un puesto vecino vio a Roxan como una desconocida, y naturalmente le dio aviso al guardia más cercano. El enamorado Aron dejo un momento sola a Roxan en la calle porque quería hacerle un regalo, el guardia se acerco a ella y le pidió que lo acompañara. Cuando Aron volvo la joven ya no estaba, le pregunto a un hombre que estaba parado en una esquina si la había visto y le dijo que se la había llevado un guardia pero que no sabía por qué. Llevaron a Roxan ante el rey, junto con aquella mujer, el rey le agradeció a la mujer y cumplió su promesa, le entrego la recompensa y se marcho. El rey y su hija se abrazaron fuertemente y luego comenzaron a discutir pero al final se perdonaron. La princesa le pidió a su padre un favor, poder salir aunque sea una vez a la semana para ver a sus amigos, pero su padre no estaba de acuerdo con ella, no estaba de acuerdo con que saliera una vez por semana porque quería que saliera todos los días para que no se repitiera lo mismo.
Después de todo lo ocurrido Roxan y Aron se casaron, los hermanos se fueron a vivir al castillo, el rey cumplió su promesa y la princesa Roxan conoció el mundo más allá de lo que podía ver por la ventana.
Y todos vivieron felices por siempre cumpliendo todos sus sueños.

Fin.


martes, 30 de julio de 2013

El cuento del dia es:

El Libro del Dragon


Fernando Palacios León, escritor español.
“Para todos tiene la muerte una mirada. Vendrá la muerte y tendrá tus ojos” C. Pavese
Apenas tengo recuerdos de mi padre, sé que le gustaba mucho el café, comer queso de madrugada y escuchar discos de Pink Floyd. Cuando él vivía en casa había una habitación dedicada en exclusiva a la música, con las paredes de corcho, un tocadiscos y estanterías repletas de vinilos y cintas de música grabada de los programas de radio, todavía no existían los cedés, ni internet, ni los reproductores digitales.
Me encantaba pasar las tardes allí dentro mirando las estanterías y abriendo las cubiertas de los vinilos. Jamás pude sacar de mi memoria la portada en la que un hombre envuelto en llamas con total normalidad le estrechaba la mano a otro, con el tiempo he comprendido que en la vida hay muchas situaciones que guardan una enorme similitud con esa imagen: la primera matrícula de universidad, las revisiones de exámenes, la primera cuenta del banco, la primera firma de un contrato de trabajo, el primer contrato de alquiler, el diagnóstico de una enfermedad crónica, la declaración de la renta, el primer subsidio de paro, el primer divorcio o la elección del mensaje de una corona de flores.
En aquella habitación, una tarde de lluvia de noviembre en la que nos quedamos solos, mi padre me contó una historia. Su voz tenía el metal último de las despedidas, su mirada el candor de quien nos revela un secreto, yo, que era una niña entonces, no supe comprenderlo:
Había una vez un reino llamado Quieras. En él había un hermoso castillo, un enorme lago que se perdía en el horizonte y un bosque, llamado el Bosque de lo imposible. En el castillo vivían el rey, la reina y su hija la pequeña princesa, que había heredado la belleza de su madre y los ojos verdes de su padre. De lejanos reinos y extraños parajes más allá del lago iban a visitarlos sus distintos familiares y exóticos amigos, a los que la reina y el rey recibían celebrando fiestas y banquetes. El castillo, que estaba encantado gracias al poder de una bruja llamada Cenotia, se hacía más y más grande con la llegada de invitados, de manera que siempre se podía cobijar a los recién llegados, fuera cual fuese el número de ellos.
La princesa y el rey de Quieras iban la mayor parte de los días a pasear hasta el lago de la mano, atravesando el Bosque de lo imposible donde vivían toda clase de criaturas y animales en absoluta libertad y armonía. Allí, en la orilla del lago, tenía su casa Cenotia. La sabia bruja enseñaba a la princesa a respetar la naturaleza, a leer, a escribir, a dibujar y a navegar, pues cuando la princesa fuese una mujer, habría de abandonar el reino a través del lago hasta encontrar el suyo propio.
El rey se alegraba mucho al ver los progresos de la pequeña princesa junto a la bruja, los primeros trazos del alfabeto, el vaivén de los paseos en barca, las canciones repetidas de memoria, aunque en el fondo de su alma le entristecía saber que un día ella tuviera que marcharse de su lado.
Mas no fue esa la mayor de las desdichas que habrían de acontecer al rey de Quieras. Una oscura noche de tormenta, mientras los invitados dormían tras un largo banquete y él estaba asomado a uno de sus preciosos balcones de piedra, el rey fue llamado por Cenotia desde la orilla del lago.
Creyendo que la bruja se hallaba en peligro, acudió con el mejor de sus caballos cruzando el aire como una flecha que afila el silencio, dejando atrás el Bosque de lo imposible. En la orilla del lago pudo distinguir la figura de la reina próxima a la de un desconocido portando una armadura dorada.
A unos pocos pasos se encontraba Cenotia junto al desdibujado reflejo de su casa sobre las ondas que hacía la lluvia al abrazarse con el lago, en la que todavía lucía la luz nocturna de las velas. El rey sintió miedo y, aunque se sabía en peligro, bajó de su caballo y se acercó a la hechicera, cuyos ojos brillaban inundados por una ensangrentada violencia.
–No volverás, dragón, a ver la luz del día– pronunció Cenotia alzando su bastón.
Del bastón de Cenotia surgió una sombra que comenzó a cubrir de los pies a la cabeza al rey, que miraba petrificado a su mujer y al desconocido de la armadura dorada. La sonrisa de ambos delataba su traición. Cenotia, sin embargo, rompió a llorar presa del desconsuelo, pues eran muchos los años de amistad que le habían unido al rey, ya que él era el único monarca que había cobijado en el interior de sus fronteras a una bruja como ella.
Tras unos instantes, que al rey le parecieron siglos, la sombra lo cubrió por completo tornando su cuerpo en el de un inmenso dragón que se ocultó bajo las aguas del lago, preso del terror que le provocaba su propia presencia.
Tomando el caballo del rey, el hombre de la armadura dorada y la reina se dirigieron de nuevo al castillo para recoger a la pequeña princesa, con intención de partir al día siguiente al reino de Dirua, día con el que siempre había soñado la reina en el secreto silencio de sus pensamientos.
Pues Dirua era el reino de los reinos, había cientos de castillos que regentar, calesas, coronas, joyas y lujos que nadie podía imaginarse, sin bosques ni criaturas a las que alimentar o justicia por la que velar, diferentes mares bañaban sus fronteras y por si fuera poco, la pequeña princesa no debería abandonarlo nunca, puesto que era el reino al que los demás rendían pleitesía. La condición de mujer hermosa de la reina era suficiente para ocupar el puesto del trono junto al rey de Dirua.
Cenotia se quedó junto al lago a sabiendas de que el dragón volvería a aparecer en algún momento al recordar a la pequeña princesa. Así fue, al cabo de unas horas bajo la húmeda sombra de la lluvia apareció poco a poco el enorme dragón emergiendo del lago.
– ¿Por qué me has hecho esto, Cenotia?–rugió el dragón.
–Me obligaron, amenazaron con matarte esta misma noche si no lo hacía–dijo Cenotia acariciando las inmensas fauces del dragón.
– ¿Quién dio tales órdenes en mi propio reino?
–El rey de Dirua. La reina quiere marcharse con él y llevarse a la pequeña princesa consigo.
– ¿El rey de Dirua? ¿Es que no tiene ya suficiente poder? ¿Tenía que destruir el reino de Quieras y separarme de mi hija?
–La belleza de la reina es lo único que desea poseer, en el momento en que ella envejezca la abandonará, le dará un reino propio, solitario y triste, y pondrá en su lugar a una reina más joven.
– ¿Puede un hombre alimentar su alma continuamente de lo efímero, de lo que ha de morirse con el paso del tiempo? ¿Se hará Dirua con todos nosotros? Mira lo que han hecho contigo y conmigo–dijo el dragón desalentado.
Mientras, el perfil del castillo en la lejanía se trazaba sobre la honda negrura de las pupilas del dragón, que asomaba su mirada por encima de las copas de los árboles del Bosque de lo imposible.
– ¿Por qué no destruyes el castillo con una bocanada de fuego? Yo sacaré a la princesa de allí con mi magia para que no le ocurra nada– propuso Cenotia.
– ¡No voy a destruir mi propio reino y mucho menos hacer daño a la reina! ¿Crees que he dejado de amarla porque me haya convertido en un dragón y desee marcharse a otro reino? En Quieras nunca ha existido la venganza, además tampoco quiero que la pequeña princesa me vea convertido en un monstruo.
– ¿Y qué vas a hacer, dejar que se marchen sin más? ¿Esperar a que la reina se arrepienta cuando seas un anciano y estéis ambos próximos a morir?
– Conviérteme en un libro, Cenotia. Un libro con las páginas en blanco que sólo pueda pertenecer a mi hija, de manera que cuando la pequeña princesa quiera escribir en él, siempre surja una página más y de este modo pueda estar conmigo y yo con ella. Sé que ya no podré volver a ser el rey, bien conozco las leyes de la magia.
Cenotia volvió a conmoverse ante la proposición del dragón y su capacidad de amar más allá del rencor. El hechizo, sin embargo, no podía deshacerse hasta que pasaran setenta y siete lunas.
–Haz de esperar, dragón, a que el hechizo se deshaga tras setenta y siete lunas. Solamente entonces podré convertirte en el libro que deseas, yo misma te llevaré en mis manos hasta Dirua y le contaré lo ocurrido a la pequeña princesa.
–Si puedo regresar a su recuerdo, el tiempo es solamente una distancia. Esperaré bajo las aguas.
– ¿No quieres ver cómo se marchan? ¿No anhelas una despedida, una última vez?
–Para quien guarda amor en su corazón, Cenotia, no existen las despedidas – dijo el dragón ocultándose bajo el cristal de las aguas del lago.
Y este es el libro mágico que entregó la bruja Cenotia a la princesa pasadas las setenta y siete lunas en Dirua.”
Y sin haber terminado de pronunciar la última frase, mi padre me entregó una antigua carpeta, de las que se cerraban anudando los cordeles, a cuyo centro había anclado un precioso dragón de metal agazapado. Quedé tan sorprendida de que mi padre pudiera conseguir un objeto de la historia del cuento que me había contado, que en aquel momento se tornó para mí en una especie de ser mágico, extraña condición que no ha perdido jamás para mí.
Olvidé la historia durante años pese a que siempre guardé y llevé la carpeta conmigo, de casa en casa, de ciudad en ciudad, de país en país.
Mi madre se casó con un embajador, mi padre desapareció. Ahora que yo misma soy un dragón bajo las aguas del lago, sé que no existen las despedidas y que siempre queda una página más en el libro del dragón.
Fin